
Es una extensa reserva de enanas de hielo, o núcleos cometarios súper helados, que marca el límite más lejano del sistema solar y la extensión máxima hasta donde llega la influencia gravitatoria del Sol. Recibe su nombre por Jan Oort (1), aunque Ernst Öpik (2) fue el primero en postular su existencia. Los estudios de las órbitas de cometas de períodos largos, que se cree se originan en la Nube de Oort, sugieren que la nube se extiende hacia afuera a una distancia heliocéntrica de entre 20.000 a 100.000 unidades astronómicas, con una densidad pico de objetos a 44.000 UA’s desde el Sol. Se cree que existe una gran variedad de influencias gravitatorias que juegan una parte importante en la perturbación de los objetos de la Nube de Oort de forma que sus nuevas órbitas los llevan hacia la parte interna del sistema solar. Estos objetos incluyen estrellas que pasan, nubes moleculares gigantes (3) y fuerzas de marea debidas al grueso galáctico de la Vía Láctea. Una estrella que se aproxime al Sol a una distancia equivalente a la Nube de Oort, podría aumentar el número de pasos de cometas cerca de la Tierra por un factor de 300 durante 2 o 3 millones de años, aumentando así el riesgo de un impacto catastrófico. Las mediciones del acumulamiento de polvo interplanetario en los sedimentos de los océanos – la mayor parte del cual se presume es proveniente de cometas – sugieren un aumento pronunciado en la incidencia de cometas a finales de la época del Eoceno, hace unos 36 millones de años. El descubrimiento de varios cráteres de impacto que provienen de esas fechas y el acontecimiento de una moderada extinción biológica a finales del Eoceno pudiera no ser una coincidencia. Varios impactos de cometas pueden haber sido los culpables. Es interesante especular cuánta influencia puede haber tenido sobre la evolución de la Tierra y de otros mundos con posibles características de vida, el movimiento al azar de las estrellas. El origen de la Nube de Oort es otro problema sin resolver. Parece claro que los objetos de la Nube de Oort no pudieron haberse formado en su lugar actual porque el material a esas distancias, habría estado demasiado disperso para condensarse. La única solución que tiene sentido es que los cuerpos helados se fundieron en las cercanías de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, y subsecuentemente fueron lanzados hacia la Nube de Oort mediante asistencias gravitatorias de los planetas gigantes. Si fuese el caso que los cometas de la Nube de Oort se originaron en un amplio rango de distancias, desde la órbita de Júpiter hasta la de Neptuno y por lo mismo en un rango muy amplio de temperaturas ambientales, esto podría explicar las diferencias observadas en la composición de los cometas de largo período. Trabajos recientes sugieren que la Nube de Oort puede incluso contener un pequeño porcentaje de asteroides, hechos de roca en lugar del predominante hielo. La frontera exterior de la Nube de Oort, como tal, y por lo mismo la frontera final de dominio del Sol, se cree que se encuentre a una distancia heliocéntrica de aproximadamente 100.000 unidades astronómicas, lo que es un poco más de la tercera parte de la distancia a la estrella más cercana.
Referencias: http://www.astroseti.org/
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